Representaciones LGBTQ+ en Disney+
El maravilloso mundo del
straight-washing
Ninguna infancia del siglo XX en
adelante puede separarse de los clásicos de cuentos de hadas. Te gusten o no,
los conocés, sea cual sea tu nacionalidad. Nadie está a salvo de Disney (?).
Aún así no deberíamos esperar que sea nuestro modelo a seguir, en muchos
aspectos.
Es completamente
comprensible que tengamos expectativas grandes en cuanto a todo lo que ésta
empresa ofrece, en especial ahora que su plataforma de streaming está
disponible para todo el mundo. Ya nos carcome la ansiedad pensar en qué nuevas
propuestas nos encontraremos con protagonistas con diversidad sexual.
Pues por lo menos yo no lo espero. Si sucede,
pues genial, pero no necesito representaciones caricaturescas en películas que
se reaparecen para buscar un público renovado. Al momento de sus estrenos la
mentalidad machista no permitía hablar de ciertos temas. Sin embargo quien
podría haberse arriesgado, ya que tiene al planeta en la palma de sus manos, no
lo hizo. Y aún no lo hace. Revisemos su historial.
Desde los principios de la animación en el
cine ya se notaba la perspectiva del cis-tema al plasmar héroes y
damiselas. Si queremos creer que había
un poquito de ruptura podemos valorar la inspiración en Divine para
caracterizar a Úrsula, villana de La
Sirenita. Si no me fallan los cálculos, la siguiente fue muchos años
después con la escena fácilmente editable de LeFou bailando con otro hombre en
el final de La bella y la Bestia de
carne y hueso. Y después queda la policía Specter en la peli de Pixar Unidos. El resto sigue siendo un mar de
personajes secundarios dudosos y evadibles, en especial en las series animadas
que tuvieron las mejores intenciones.
Solamente pasó en Gravity Falls y Star vs las
fuerzas del mal. En cuanto a series de tv hay muchachos abiertamente gay en
Andi Mack y High School Musical: The Musical, The series. Parece una burla.
Peor sería que en esos universos no existiera la percepción LGBTQ+ en absoluto.
Ni hablar de las casi nulas y pseudo-visibles apariciones sin protagonismo en
las sagas de Marvel y Star
Wars.
Hay un juego constante al estilo de “¿Dónde
está Wally?” para buscar en los fondos y sombras la silueta de Mickey Mouse.
Probablemente esto ya se sabía, incluso en las pelis de Pixar hay cameos crossovers
que sacian la sed del fan-service. De esta misma forma podemos encontrar
parejas del mismo sexo de la mano o besándose por 2 microsegundos en varias
producciones. ¿Y quién se siente representade por eso?
Este es el párrafo polémico. No sé en qué
momento se interpretó amor y atracción por parte de Shang con Mulán cuando se
vestía de hombre para poder luchar. La producción del 98 es hermosa, por lo
menos para mí, pero no hay romance en ningún momento, ni siquiera en el final.
Ojalá hubiera pasado. Creo que eso se llama shippeo. Eso no lo hace real. Para
algunas personas fue el primer guiño a una posible representación bisexual o
pansexual. A mi me parece que no es justo, o suficiente.
Por otro lado están aquellxs que delimitaron
la sexualidad de Elsa de Frozen. Aparentemente
las canciones que canta se refieren a su enclosetada necesidad de descubrirse.
Otro fandom asegura que es asexual y me encantaría que me digan por qué. En
realidad no, no me lo digan. Entiendo que sería lindo tener a una princesa
mágicamente lesbiana. Ábranme los ojos, por favor, yo no veo eso. Ábranme los
ojos luego de leer la definición de straight-washing. Me parece que la
educación audiovisual con estereotipos a
la que nos acostumbramos, nos otorgó la libertad de asumir identidades sexuales
de personalidades cuando no tienen intereses amorosos en su trama.
Ella es poderosa por sí sola, hasta ahora
no ha necesitado de nadie más para encontrarse. Esa actitud es altamente
empática para nuestra comunidad, ahí veo el bache. Ahora explíquenme en qué
parte Elsa demuestra el punto. Y no, no me hablen de metáforas con el hielo y
la homofobia. Si vas a ponerte la película al pecho, hacelo, no lo hagas
sospechar.
Solo me animo a aplaudir de pie al cortometraje
Out. A demás de ser una belleza con texturas y colores atractivos, el guión
es simple y directo. Fue una manera de meter despacito un pie en el océano juzgador
de las masas. Se arriesgaron, por supuesto. Es cortito, seguro. Y es el único contenido
exclusivamente disidente de toda la plataforma. No olvidemos eso.
Yo me crié viendo no sólo El Rey León y Aladdín, pues también me paseaba por otras franquicias de animación,
y ni discutir el animé. Mi homosexualidad tal vez despertó tarde por la
castración cultural que consumía, no lo sé. Pero ninguno de esos dibujitos me
definió. No espero que los del futuro lo hagan. Con todo esto, ¿parezco
egoísta? Si, pero no lo soy. Porque realmente espero que si, que lo que está
por venir esté escrito con alma de igualdad. Lo que no espero son remakes o
live-action, que por más que las vea, no las necesito. Es hora de llevar a las
pantallas historias originales. Y a lo mejor se les quedó algún cuento por los
rincones de los diferentes continentes por adaptar. Apostar y arriesgarse sería
poner al mando gente con ideas innovadoras.
Si me dicen: “ya que sabés tanto, ¿por qué no lo hacés vos?”. Y yo encantado, más no es fácil, y menos desde mi país. Eso no quiere decir que no lo quiera intentar. Con esa misma esperanza estoy sentadito expectante por peripecias de fantasías con caminos alternativos, que se alejen de la heteronorma patriarcal. Lo que no significa que vaya a etiquetar indicios estereotipados para aferrarme a lo mínimo queer que podría haber en cuentos de princesas. No pretendo cancelar a nadie, solo quiero ser justo con lo que las próximas generaciones se merecen.
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